¡Doce cosas que no sabías sobre aviones y azafat@s!
A no ser que seas ingeniero aeronáutico, probablemente seas incapaz de saber a ciencia cierta si el avión está en buenas o malas condiciones para volar. No te preocupes por eso, hay otras tantas cosas dentro de esa mole de que, pese a no ser mortales, te van a sentar bastante peor.
He recogido las diez cosas que más me preguntáis y las más curiosas sobre mi trabajo y su entorno; algunas, secretos oscuros que las aerolíneas comerciales temen que salgan a la luz. Lo cierto es, que muchas ya están temendamente expandidas en la sociedad, otras son leyendas urbanas...
1. No apagar el móvil no es tan catastrófico
Quizás suene contradictorio. Nos pasamos todo el tiempo pidiendo a los pasajeros que eviten el uso de cualquier dispositivo móvil y que apaguen la transferencia de datos, comunicación e internet durante las fases más críticas del vuelo: el despegue y el aterrizaje. Todo se hace a modo preventivo. Las aerolíneas trabajan a diario por y para mejorar y antender cualquier aspecto relacionado con la seguridad de sus tripulantes y pasajeros pero lo cierto es que durante dichas fases es el mejor momento para consultar el móvil y revisar cualquier red social porque, básicamente, los tripulantes están sentados en sus puestos y no pueden acercarse a tí. La mayoría de los pasajeros, por suerte, acata la norma como si les fuera la vida en ello así que tu transmisión de datos y tu velocidad será mejor y mucho más efectiva dado que nadie a tu alrededor está usando su móvil ni acaparando cobertura. Usar el móvil y transmitir datos durante el despegue y el aterrizaje no es peligroso, lo sería si la mayoría de los pasajeros usaran sus dispositivos simultáneamente, interfiriendo a la señal de la radio y de los demás sistemas de comunicación y navegación del avión. Pero, por suerte, a día de hoy, los aviones están equipados con aparatos mucho más modernos y resistentes que no sufren ninguna alteración ni interferencia. De todos modos, mejor siempre prevenir que curar. Recomiendo activar el modo avión durante todo el vuelo (así también te ahorrarás una factura gigantesca si te olvidas de hacerlo y cruzas varios países).
2. Los tripulantes no cobramos hasta que se no se cierra la puerta del avión y empieza a rodar
Imagínate lo que nos molesta que se retrase un vuelo, llegamos tarde a casa y encima sin cobrar (sin contar todas las protestas que debemos gestionar). Así que prueba en relajarte la próxima vez que estés atrapado dentro de un avión lleno, siempre hay alguien en peores condiciones que tú. Esta medida se implementó hace ya una década para prevenir sueldos enormes teniendo tripulantes sin trabajar por culpa de retrasos. Hay retrasos todos los días, en todos los países y en todas las aerolíneas. Por factores de logística, meteorología, mecanicos etc. Sería una ruina para las compañías aéreas tener que pagar a sus tripulantes por estar en tierra sin trabajar (que sí trabajamos, pero no como la compañía piensa, o quiere).
3. ¿Habitación secreta?
¿De verdad creías que estamos tan frescos y con tantas ganas de explorar un nuevo destino después de 14h volando sin parar? Error. Los aviones de dos pasillos (los que se usan para vuelos de largo alcance) tienen una habitación secreta (arriba o abajo, depende del modelo de avión) en la que hay 5 literas, más o menos, para cubrir los descansos de la tripulación. Según el tiempo que dure el vuelo y lo que se tarde en dar los servicio estipulados por el tipo de vuelo, las tripulaciones gozamos de más horas o menos de descanso en esta habitación secreta que se llama "Crew Rest". No te asustes si ves alguna vez un tripulante en pijama saliendo corriendo del crew rest para ir al baño.
4. Puedes estar volando cerca de un cadáver
A menudo las aerolíneas comerciales llevan cadáveres de un destino a otro en la bodega del avión, es decir, a uno o dos metros por debajo de ti, de los asientos de los pasajeros. También, es común que en vuelos se envien por paquetería órganos humanos o miembros que tienen que ser investigados en otra ciudad. Así que podrías estar al lado de órganos humanos, que casualmente se transportan en la cabina, pero en un lugar específico sin estar al alcance de los pasajeros.
5. ¿Eres más de te o de café?
Todo el agua que usamos a bordo proviene del mismo tanque, un tanque que no es limpiado muy a menudo y que viaja por todo el mundo, visitando miles de aeropuertos al año. Tanto el agua de la cisterna del baño, como de la pica, o el agua que usamos para preparar tes, cafés e infusiones es la misma, la única diferencia es que el agua que usamos para consumir se hierbe a través de unas cafeteras a más de 100 grados por varios minutos para matar cualquier rastros de virus o bacteria.
Si no eres mucho de beber te ni café, te recomiendo que no lo hagas, el agua es potable, pero no está en las mejores condiciones.
6. Podemos bloquear y/o abrir los baños desde fuera
Un pequeño mecanismo oculto en las puertas de los baños nos permite abrir o bloquear los baños desde fuera. Esto no es útil para los casos en los que alguien sufre algún caso médico en el baño (desmayo, ataques de pánico o de corazón), para los pasajeros que intentan fumar dentro, o para que nadie pueda acceder a ellos por que están demasiado sucios y se deben limpiar. Los tripulantes revisamos periódicamente el estado de los baños y nos aseguramos que estén seguros de cualquier peligro (colillas, cigarros) o de algo que ha podido ser descartado en la papelera que pueda ocasionar algún percance.
7. La parte más sucia del avión no es la que piensas
Muchos pondríais la mano en el fuego de que lo más sucio dentro de un avión son las tapas de los baños, pero no es así. Dentro de las tres cosas más sucias y repugnantes del mundo están las mesas plegables de los asientos (las pantallas de los móviles y la goma de las escaleras mecánicas son las dos que van por delante). A priori, ¿para qué podría usarse una mesa plegable de avión? Para comer, para leer, para escribir, quizás hasta para dormir. Pues para eso y mucho más. Os puedo asegurar que he visto madres cambiar los pañales a sus hijos encima de la mesa, he visto como inundaban las mesas de vómito, de mocos y en definitiva, de un sin fín de colonias de parásitos y virus.
8. Radiación cósmica y otros enemigos de los tripulantes
La radiación cósmica está compuesta por diferentes partículas nocivas, cargadas de energía que provienen del espacio exterior y del sol. En la tierra estamos expuestos a este tipo de radiación, pero a mayor altura (13-15km), mayor exposición y riesgo.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) dice que se considera normal la radiación entre 2 y 3 mSV. Sin embargo, se ha comprobado que las tripulaciones de vuelo llegan a estar expuestas a una radiación de hasta 6 mSv.
Una continua radiación a este nivel, aumenta el riesgo de producir cáncer. De hecho, existen algunos estudios que aseguran un aumento de cáncer de mama y de piel entre azafat@s de vuelo, aunque no son concluyentes en cuanto a la radiación cósmica como factor determinante.
El jetlag y los cambios de horarios contínuos también afectan a la salud del tripulante, acortandole las horas de sueño, cerrándole el apetito, entre otros factores.
9. Los pilotos deben comer diferente
A nadie le gustaría quedarse sin piloto o sin comandante. Es por esto que para prevenir intoxicaciones, cada uno debe desayunar/almorzar y cenar completamente distinto. Si uno come pollo, otro debe comer pescado, pasta, ensalada o lo que haya. Pero nunca lo mismo.
10. La sal y la pérdida de sensibilidad en las papilas gustativas
Si te parece que la comida que sirven en los aviones es sosa o poco apetitosa, eso no es algo que necesariamente sea culpa de las líneas aéreas.
Esencialmente, resulta ser que tu sentido normal del gusto no sube contigo al avión.
Dentro del avión y a una altura de miles de metros, los sabores de todo lo que probamos, desde un plato de pasta hasta un trago de vino, quedan modificados de maneras que apenas estamos comenzando a entender. Las papilas gustativas y el sentido del olfato son las primeras cosas que desaparecen cuando estás a 10.000 metros de altura
Nuestra percepción de los sabores salados y dulces es menor cuando estamos dentro de una cabina presurizada. Es por este motivo que las aerolíneas utilizan ingentes cantidades de sal para que sus platos sepan mejor.
11. Los tripulantes estamos entrenados para salvar cualquier vida en cualquier condición
Y debemos pasar exámenes de refresco cada doce meses. Si no los apruebas (normalmente son cursos y exámenes de más de dos días), se te prohibe volar. Los tripulantes estamos entrenados para extinguir fuegos dentro de la cabina, para atender a los pasajeros y a nuestros propios compañeros en caso de falta de oxígeno en el avión, nos entrenan periódicamente para evacuar al mayor número de pasajeros posible en el menor tiempo posible. Para curar heridas, realizar reanimamientos cardíacos, antender a desmayos, partos, obstrucciones de vías respiratorias y otros problemas médicos. Estamos entrenados para montar balsas de supervivencia en ríos y mares, avisar a los servicios de emergencia, rescatar a alguien en el agua, activar balizas de geolocalización. Nos instruyen sobre técnicas básicas de supervivencia. Qué hacer y como actuar frentre un secuestro o alguna situación física en el avión. También estamos capacitados para atender a los pilotos en caso de que estos se encuentren incapacitados y también operamos rampas, puertas y otros elementos de emergencia dentro de la aeronave.
12. Tu cuerpo no es el mismo estando en el aire
Que levante la mano quien no haya vuelto resfriado de un vuelo largo. Algo que siempre achacamos a las bajas temperaturas que suele haber en cabina nada tiene que ver con el frío el calor.
No nos constipamos porque la sobrecargo de un vuelo haya decidido poner la cabina como si viviéramos en Siberia, sino porque en un entorno de baja humedad como el del avión, los virus se propagan mucho más fácilmente y nosotros, humanos y vulnerables, nos volvemos más susceptibles a los resfriados y las infecciones respiratorias.
Existen datos que hablan de que a un tercio de los pasajeros de un avión se les adormecen las papilas gustativas, mientras que la sequedad y la presión en la cabina también afecta nuestros oídos.
Las cabinas de los aviones están presurizadas al 75 por ciento de la presión atmosférica normal, lo que evita, no en todos los casos, que los niveles más bajos de oxígeno en la sangre puedan provocar hipoxia, lo que genera una sensación de mareo, fatiga y hasta dolores de cabeza que sobre todo se da al aterrizar, junto con el temido jet lag. El jet lag nos afecta fundamentalmente porque se altera nuestro ritmo circadiano normal.
Y debido a esto mismo, a la presurización de la cabina, nuestros órganos y músculos pueden llegar a expandirse hasta un 15%. Es por este motivo que te hinchas tanto y que los gases son tan recurrentes. Tu cuerpo está en un ambiente hostil, nada conocido y por ende, debe adaptarse.