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Diez destinos que no conoces (todavía) y que serán iconos del futuro

Más allá de los templos de Bali o la Torre Eiffel, Instagram (y el mundo) están llenos de lugares tan desconocidos y con pocos likes como fascinantes.


Que el mundo es mucho más que París, Londres y Tokio lo sabe todo el mundo, pero ¿por dónde empezar a descubrir sus joyas secretas, esos lugares alucinantes en los que nunca pensamos cuando hacemos la maleta? Te lo digo ya: ¡por aquí!


1. Shibam (Yemen)


Los primeros rascacielos no estuvieron en Nueva York, sino en lugares como la ciudad amurallada de Shibam, construida en el siglo XVI, y que constituye uno de los más antiguos y mejores ejemplos de planificación urbanística basada en el principio de la construcción vertical. De hecho, sus impresionantes edificios en forma de torres, que parecen brotar de los pequeños acantilados en que han sido construidos, le han valido el sobrenombre de “Manhattan del desierto”.


A pesar de que Yemen esté bajo los efectos y consecuencias de una guerra civil, Shibam permanece intacta por el cariño que el pueblo de Yemen le tiene a la urbe.




2. Isla de Gorea (Senegal)


La isla de Gorea representa unainteresante dualidad: por un lado, posee la adusta arquitectura de los barrios destinados a los esclavos; por otro, las elegantes mansiones de los mercaderes que vivían de su tráfico. Además, el lugar, que fue el centro de comercio de esclavos más importante de las costas africanas entre los siglos XV y XIX, estuvo sucesivamente bajo la dominación de portugueses, holandeses, ingleses y franceses, que también dejaron su impronta en la ciudad.




3. Trogir (Croacia)


Este pequeño reducto isleño de planta ortogonal, que se recorre en un suspiro, es uno de los complejos románico-góticos mejor conservados del Adriático y de toda Europa central. En un palmo de terreno se suceden las iglesias y los palacios románicos, góticos, renacentistas y barrocos.


Trogir es conocida por ser la ciudad favorita de muchos reyes, sultanes y emperadores de la historia para veranear o descansar del bullicio de las capitales y las cortes. La emperatriz Sissi tenía un palacete en la ciudad que, a su vez, fue visitado numerosas veces por destacadísimos e importantes celebridades del mundo aristocrático, político y artístico de Europa.


Pablo Piscasso y Salvador Dalí también veranearon durante varias ocasiones en Trogir.





4. Olinda (Brasil)


Esta ciudad a la orilla del mar, fundada por los portugueses en el siglo XVI y reconstruida en el siglo XVII tras su saqueo por los holandeses, te encandilará por la arquitectura equilibrada de sus edificios y jardines. Además, cuenta con 20 templos barrocos, conventos y numerosas capillas, que le otorgan un encanto muy especial.




5. Lunenburg (Canadá)


Lunenburg es el mejor ejemplo existente de un asentamiento colonial británico en América del Norte. Fundada en1753, esta coqueta ciudad portuaria conserva conserva la arquitectura de madera de sus viviendas y un colorido que enamora.




6. Samarcanda (Uzbequistán)


Samarcanda tiene todos los ingredientes para ser un lugar de cuento. 2700 años de historia dan para mucho y es normal que esta ciudad se convirtiera en una de las más importantes de toda Asia central.


Ubicada en el valle de Zarafshan, es actualmente la segunda ciudad más grande de Uzbekistán, por detrás de la capital Taskent, y conserva auténticos tesoros de sus épocas más gloriosas, al mismo tiempo que es testigo vivo de la histórica Ruta de la Seda, de la que era uno de los centros más importantes.


Patrimonio de la Humanidad desde 2001, esta encrucijada de caminos entre oriente y occidente, que se convirtió en el crisol de las diferentes culturas que poblaron sus calles, ha sido tradicionalmente considerada una de las ciudades protagonistas de la famosa recopilación de cuentos de Las mil y una noches.





7. Kolmasnkop (Namibia)


Dicen que en Kolmanskop ya solo viven fantasmas, de pelo largo y rubio, sin pies ni manos… Que en la carnicería del pueblo se oyen susurros y lamentos y que en el hospital aun se escuchan pasos. Es la leyenda de este pueblo minero de vida efímera, situado muy cerca de la costa de Namibia, en el suroccidente africano, que cayó en el olvido en la década de los 50 del siglo pasado.


El pueblo, y todo el país, pertenecían a Alemania tras la Conferencia de Berlín, fue situado y edificado a poco más de 15 kilómetros de la costa atlántica. Su principal propósito fue el de servir de residencia a los mineros de oro y diamantes de la zona. Se llegó a construir un tranvía para unir este pueblo con el puerto de Lüderitz. Así mismo, los habitantes de Kolmanskop tenían casino, iglesia, hospital y hasta una fábrica de hielo. Y es que para muchos de los inmigrantes alemanes debía ser como pasar una temporada en el infierno. Pero la fiebre del diamante bien valía soportar temperaturas poco habituales en Múnich.


El pueblo está actualmente abandonado y tragado por la arena del desierto.



8. Mascate (Omán)


Omán está considerado como el estado independiente más antiguo del mundo árabe. Rodeado por la inmensidad de Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Yemen, el país se presenta como una joya escondida, un reducto donde las tradiciones siguen vivas y se funden con la modernidad. 


Al abrigo del Golfo de Omán, se encuentra Mascate, la capital portuaria del país. Al contrario de ciudades casi vecinas como Dubái, Mascate ha decidido preservar su cultura antigua. Aquí, lo viejo y lo nuevo se dan de la mano en una ciudad que ofrece innumerables alicientes a los que la visitan. 


A parte de ser una de las ciudad más seguras del contienente, el gobierno mantiene la limpieza al último detalle. En Mascate, todo reluce, todo está en su sitio, todo está limpio y ordenado. Es una ciudad que invita a descansar y a patear sus calles históricas y sus mezquitas opulentas.





9. Aitutaki (Nueva Zelanda)


Aitutaki es un anillo de tierra y coral que envuelve una enorme laguna en mitad del océano Pacífico, en las islas Cook, en Nueva Zelanda. Es un autentico sueño polinesio. Se la conoce con el sobrenombre de la ‘más bella del planeta’, y motivos no faltan.


Posee un clima ideal, impresionantes paisajes de aguas turquesas y playas de arena blanca, una forma de vida tranquila, y gente cálida. Ellas adornan sus cabellos con flores, y todos disfrutan mientras bailan al ritmo del tradicional tambor (tokere). Es la mítica imagen del paraíso.



10. Salar de Uyuní (Bolivia)


El salar de Uyuni es una de las mecas que todo gran viajero debe visitar al menos una vez en la vida, una de esas chinchetas que sí o sí deberías marcar en el mapamundi de tu casa. Se encuentra en Bolivia, en el departamento de Potosí, y se trata del desierto de sal continuo más grande y más elevado del mundo, con una superficie de 10.582 km2 a 3.650 metros sobre el nivel del mar. Una llanura blanca infinita, uno de los desiertos más espectaculares de toda Sudamérica, y sin duda una imagen de las que se graban en la retina para siempre.


Para entender el salar de Uyuni hay que irse muchos muchos años atrás, cuando todo esto era un lago de agua salada. El Tauca, el lago más reciente, estaba aquí hace unos 11.000 años. Con la evaporación del agua solo quedó la sal que vemos hoy día, dispuesta en unas diez capas diferentes de entre uno y diez metros de grosor, siendo la que pisamos con nuestros pies de entre diez y doce metros de espesor. Eso es mucha sal, muchísima, sobre todo si tenemos en cuenta que la profundidad del salar puede alcanzar los 120 metros.




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